miércoles, 26 de julio de 2017

Cómo prevenir la infestación por gorgojos en granos almacenados.

Hay que tener en cuenta que, estimaciones realizadas por expertos, revelan que las pérdidas físicas y de calidad durante la poscosecha (entre 7 y 10 % de la producción total) alcanzan un valor aproximado a los 500 millones de dólares. Vale decir también, que el procedimiento más económico para efectuar una adecuada conservación del grano, es que éste ingrese al silo sano, seco, limpio y fresco. Para minimizar la pérdida de los granos recién cosechados, es necesario realizar algunas tareas preventivas antes de almacenarlos:

-Efectuar una limpieza total del silo (paredes internas, externas, techo y piso), pulverizando luego los eventuales focos de infestación con insecticidas de alto poder residual.

-Eliminar malezas y roedores de los alrededores del silo.

-Reparar los tableros, motores y cables de los aireadores.

-Arreglar las posibles entradas de agua.

-Proveerse de equipos para determinar la humedad y la temperatura del grano y del aire exterior. También un calador de silos y pequeñas zarandas que permitan constatar la presencia de malezas e insectos en las muestras obtenidas de las inspecciones periódicas.

Foto:  INTA

Al tomar estas precauciones se evitará la presencia de insectos como: gorgojos, carcomas, taladrillos, tribolios, ácaros y palomitas de cereales.

El tratamiento preventivo más común que se utiliza es el enfriado por aireación. Cuando los silos no tienen aireadores -o no se dan las condiciones para usarlos-, se deben emplear insecticidas de alto poder residual.

Las técnicas de aireación que sacan el calor del grano y lo eliminan del silo, se realizan mediante un sistema de distribución desplegado dentro del silo, que fuerza al aire exterior a pasar a través del grano almacenado. La diferencia entre la temperatura del grano caliente y a del aire frío no debe ser inferior a los 6°C.

La posibilidad de que el grano se infeste de insectos o se deteriore por tener niveles de humedad y temperatura superiores a los aconsejables para su almacenaje, aumenta cuando permanece inmóvil durante varios meses.

Para prevenir estos problemas debe hacerse una inspección mensual que permita determinar las condiciones generales de los granos. Además es importante tener en cuenta que durante los meses cálidos y húmedos los controles deben realizarse más a menudo, para evitar el recalentamiento de los granos y el desarrollo de los insectos.

Como en los sectores del silo donde hay focos de infestación la temperatura aumenta, es necesario un sistema de termocuplas o, en su reemplazo, una varilla de madera con un termómetro en la punta que pueda monitorear la temperatura del lugar.

Cabe destacar que durante la inspección se deben tomar muestras del grano con el calador y buscar insectos en las superficies internas y externas del silo, alrededor de las puertas, base, juntas y conductos de aireación.

El porcentaje de los granos que se almacena en los silos-chacra o establecimientos rurales, es menor al 20 % de la capacidad instalada en nuestro país. El 80 % restante corresponde a las cooperativas, acopiadores y a los sitios que almacenan granos para exportación.

De acuerdo con recientes estimaciones, la falta de medidas preventivas y de manejo en silos-chacra da lugar a pérdidas aproximadas al 10 % del grano almacenado. Por este motivo, ejecutar las acciones mencionadas es un punto importante para optimizar la producción.


Fuente: Consultorio Técnico, basado en informe de la EEA INTA Marcos Juárez, Clarín Rural, 02/04/1994.

Ventajas de la pulverización aérea de plaguicidas.

Por el Ing. Agr. Pedro Daniel Leiva (INTA Pergamino)

Al momento de realizar una pulverización y decidir la herramienta de aplicación de plaguicidas, se debe tener en cuenta el estado del cultivo y las condiciones ambientales.

Considerando un cultivo de soja sembrado a 50 cm, con entresurco cerrado, una altura de planta de entre 80 y 90 cm y en estado fenológico R3 (principio de formación de vainas), un equipo terrestre automotriz en suelo seco provocaría una pérdida por tránsito del orden del 3 %. Para una expectativa de rendimiento de 40 quintales por hectárea, la pérdida sería de 120 kg por hectárea.

Foto:  INTA

Un avión no produce estas pérdidas, entonces al comparar alternativas existe un handicap de muchos dólares por hectárea a favor de los tratamientos aéreos. Para esta circunstancia de tratamiento fitosanitario existe la falsa idea de pensar que el avión resulta más costoso que un tratamiento terrestre, cuando en realidad por cada tratamiento terrestre se pueden pagar tres aéreos.

Para que la aplicación aérea de funguicidas en soja resulte óptima, se debe usar un volumen de 15 litros por hectárea y anchos de faja variables: 18 metros para aviones chicos y 20 metros para los grandes.

La cantidad de gotas sobre el cultivo varía entre 50 gotas/ cm2 para sistemas aspersores rotativos y 35 gotas/ cm2 para barra con picos. Esta cantidad de impactos garantiza una penetración de 10 gotas/ cm2 en el centro de la biomasa del cultivo.

Cuando la humedad relativa es inferior al 40 % se recomienda no hacer tratamientos porque no resulta posible mitigar la evaporación de las gotas chicas. Cuando las condiciones de humedad superan el 60 %, la evaporación no resulta significativa. En situaciones intermedias, se recomienda el uso de aceite antievaporante a dosis fija entre 1 y 2 litros por hectárea, para atmósferas entre 50-60 % y 40-50 % respectivamente. También se ha demostrado la ventaja del aceite de soja en tratamientos, a 1 litro por hectárea, por su mejor comportamiento en la protección de las gotas chicas.

En todos los casos se aconseja el uso de tensioactivo orgáno siliconado (sólo y en mezcla con el antievaporante) por dos razones bien fundamentadas: reduce el tamaño de la gota, factor esencial para una penetración profunda en la masa foliar, y garantiza una óptima absorción del funguicida.

Ventajas del avión.

Si las enfermedades se inician en el estrato inferior de un cultivo y los funguicidas sólo traslocan dentro de la hoja, resulta obvio que para lograr efectos de control hay que distribuir la dosis apuntando al tercio inferior y medio del follaje.

Teniendo en cuenta los distintos estratos del cultivo, los equipos terrestres distribuyen entre el 65 y 70 % de la dosis en el tercio superior, mientras que los aéreos (equipados con aspersores rotativos) sólo distribuyen allí en 45 % de la dosis.

El estrato inferior de la planta recibe el 20 % con avión y un 2.5 a 5 % con aplicación de cono hueco y doble abanico respectivamente. En otras palabras el avión ubica, al menos, cuatro veces más dosis donde inicia la enfermedad.

Fuente: Clarín Rural, 22/ 01/ 2011, p.5.-

Organización Panamericana de la Salud


La Organización Panamericana de la Salud es la agencia de salud pública internacional con más de 100 años de experiencia en el trabajo para mejorar la salud y los estándares de vida de los países de las Américas. Sirve como la organización especializada para salud del Sistema Interamericano. También sirve como la Oficina Regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud y goza de reconocimiento internacional como parte del sistema de Naciones Unidas.

Sitio web de la OPS: http://www.paho.org/hq/

Sitio web de la filial argentina: http://www.paho.org/arg/


Visión.

La Oficina Sanitaria Panamericana será el mayor catalizador para asegurar que toda la población de las Américas goce de una óptima salud y contribuir al bienestar de sus familias y sus comunidades.

Misión.

Su misión es cooperar técnicamente con los países miembros y estimular la cooperación entre ellos para que a la vez que conserva un ambiente saludable y avanza hacía el desarrollo humano sostenible, la población de las Américas alcance Salud para Todos y por Todos.

Representación OPS/OMS en Argentina.

La OPS dispone de una Agenda de Salud de las Américas, aprobada por los Estados Miembros de OPS/OMS, que orienta el abordaje de los aspectos de mayor prioridad para mejora las condiciones de salud de la población. Para Argentina esta agenda se implementa a través de diversas acciones de cooperación técnica (CT) con la finalidad, entre otras, de los Objetivos y Metas de Desarrollo del Milenio, la disminución de brechas inequitativas en salud, el fortalecimiento de sistemas provinciales de salud, dando prioridad a la Atención Primaria de Salud y la consolidación de las Funciones Esenciales de Salud Pública (FESP). Con las autoridades nacionales de salud estamos un proceso para el reajuste estratégico de la CT (2008-2012), donde esperamos responder no solamente a los aspectos que constituyen una agenda nacional inconclusa, sino también para la consolidación de logros alcanzados y el enfrentamiento de nuevos desafíos determinados por la modernidad y el desarrollo de una sociedad globalizada.

Medios de protección individual para tareas de control de plagas en general.

Por Carlos Enrique Alvarez

Todo el personal de la empresa que trabaja con plaguicidas deberá utilizar elementos de protección personal. Estos elementos, para cumplir su misión, deberán encontrarse en perfecto estado de conservación, siendo necesario su reemplazo o reparación al notarse deterioros en su integridad por el uso o por cualquier causa.

Foto:  Dupont México

Para tareas de pulverización de insecticidas y/o desinfectantes se utilizará gorra con visera, ropa de trabajo común, guardapolvo, zapatos impermeables, guantes de nitrilo bicapa o neoprene, gafas acrílicas de seguridad y máscaras con filtro para insecticidas.

Para tareas de desinsectación por termonebulización y/o pulverización por UBV se proveerá, además de los elementos ya citados, de antiparras en vez de gafas, semimáscara protectora con el filtro adecuado para vapores de solventes y guantes de neoprene y/o nitrilo bicapa. En estos casos también se podrán utilizar trajes de protección enterizos confeccionados con Tyvek nr, tipo TY-QC+, con protección óptima para carbamatos, piretroides, compuestos orgánicos, compuestos biológicos y reguladores de crecimiento.

Las máscaras y/o semimáscaras utilizadas son fabricadas en caucho sintético hipoalergénico con buena cobertura para salpicaduras químicas, monofiltro o bifiltro. Los filtros son fabricados bajo normas NIOSH y OSHA, IRAM 3647/ 3649 (parte I y II) y confeccionados con materiales filtrantes de alta eficiencia, de muy baja resistencia al esfuerzo respiratorio, impidiendo el ingreso de gases y vapores orgánicos, sulfurosos, amoníaco, gases ácidos, polvos y nieblas. Se cambian cada 6 meses.

Para tareas de desrratización, se equipará al personal con guantes de látex descartables, barbijos para evitar la absorción respiratoria de productos particulados y gafas de seguridad, al sólo efecto de evitar el contacto con secreciones y/o restos de roedores que puedan estar infectados con los gérmenes de las zoonosis que habitualmente puedan transmitir.

Aquellos operarios que manejen envases, hagan operaciones de transferencia y formulación de insecticidas, preparen equipos y limpien derrames, deberán utilizar guantes protectores de nitrilo bicapa y/o neoprene, botas de goma, delantal protector impermeable y antiparra-semimáscara o máscara facial completa con filtros específicos.

Después de su uso, todos los elementos deben lavarse profusamente con jabón o detergente y abundante agua para su enjuague, a fin de descontaminar ropas y/o equipos.

Precauciones en el uso de plaguicidas.



-Lea siempre la etiqueta antes de comprar o usar plaguicidas. Uselos sólo para el propósito o los propósitos que se recomiendan y de la forma indicada en la etiqueta.

-No use una cantidad mayor del plaguicida que la recomendada en la etiqueta. Una cantidad mayor podría hacerle daño a usted y al medio ambiente.

-Mantenga los plaguicidas alejados de los alimentos y vajillas.

-Mantenga a los niños y los animales alejados de los plaguicidas y de los lugares donde se los ha utilizado.

-No fume mientras fumigue con plaguicidas.

-Evite inhalar los plaguicidas.

-Nunca fumigue al aire libre en días en que hace mucha brisa.

-Los plaguicidas que requieren el uso de ropa protectora o equipo especial, deben ser utilizados únicamente por personas adiestradas especialmente para ello y que tienen experiencia en el uso de plaguicidas.

-Evite regar o que se rompan o se viren los envases en que se encuentran los plaguicidas.

-Si en alguna forma su piel o su ropa roza con plaguicidas, lávese inmediatamente con agua y jabon y cámbiese de ropa.

-Almacene los plaguicidas bajo llave en su envase original con etiquetas adecuadas. Nunca los transfiera a otros envases, tales como botellas de refrescos, que pudieran llamar la atención de los niños.

-Deshágase de los envases vacíos con cuidado. Envuelva el envase vacío de cualquier producto que haya utilizado en el hogar en varias hojas de papel, amárrelo y colóquelo en un recipiente donde echa los desperdicios. Nunca queme cajas o sacos que contuvieran plaguicidas.

-Lávese siempre con agua y jabón después que haya usado plaguicidas, y lave bien su ropa antes de usarla de nuevo.

-Si alguien se traga algún plaguicida, vea las recomendaciones de primeros auxilios que se encuentran en la etiqueta. Inmediatamente llame o acuda a un médico o a un hospital y llévese la etiqueta del plaguicida con usted, pues ella incluye información valiosa para el médico que lo atienda.

Fuente: Folleto de divulgación de la EPA - United States Environmental Protection Agency (Washington DC), abril/1978.

Los insectos en el maíz.

Los insectos que tienen como habitat el suelo en todo o parte de su ciclo, constituyen una comunidad variada y compleja que puede ocasionar serios daños al cultivo de maíz recién implantado. Entre ellos adquieren especial importancia los que atacan a la semilla en la cama de siembra, como los gusanos blancos, los gusanos alambre y las moscas de la semilla. Este tema abordan los técnicos entomólogos de la Estación Experimental del INTA en Pergamino.

Foto:  Bayer CropScience Argentina

Los mencionados gusanos blancos, también llamados "gallinas ciegas", expresan los especialistas, son formas juveniles de escarabajos, cuyo representante típico es el bicho torito o candado. Estos insectos se alimentan de semillas, además de plántulas y raíces, y su número es importante cuando el lote proviene de una pastura. En estos casos se debe determinar el número de gusanos por metro cuadrado antes de la siembra, y si superan los cuatro, efectuar una aplicación de insecticida en forma total o en surcos.

El gusano alambre es otro insecto del suelo que se presenta tanto en lotes provenientes de pasturas como en aquellos que estuvieron ocupados por cultivos agrícolas. Ataca semillas y plántulas y su control se efectúa tratando la semilla con insecticida y/o aplicando insecticida al suelo en surco de siembra.

Otra plaga generalizada, cuya incidencia va creciendo en las últimas campañas es la mosca de la semilla. Esta mosca, semejante a la doméstica pero de menor tamaño, coloca sus huevos en el suelo junto a la semilla. Luego sus larvas, pequeños gusanos de color blancuzco - amarillento, penetran en la zona del germen destruyéndola. Esta plaga es la responsable de la mayoría de los casos de "fallas de germinación", la cuál suele atribuirse, erróneamente a la calidad de la semilla. El control debe hacerse preventivamente tratando adecuadamente la semilla con insecticidas.

El tratamiento de la semilla de maíz con insecticidas debe constituir una práctica de rutina para el productor. Al respecto, cabe aclarar que, en general, la semilla que se adquiere en el comercio no viene tratada con insecticidas, sino solamente con funguicidas que la preservan del ataque de hongos.


Fuente: Clarín Rural, 03/08/1985.

Medidas generales de seguridad para el almacenamiento de plaguicidas.

El almacenamiento apropiado de los plaguicidas es esencial, no sólo para obtener un ambiente de trabajo seguro sino también para poder maniobrar en casos de incendios y derrames.

El clima y otros factores varían ampliamente aún dentro de un mismo país, por lo que solo es posible dar recomendaciones generales para el correcto almacenaje de los plaguicidas. Ciertos productos pueden requerir condiciones especiales de almacenamiento, de acuerdo a sus propiedades.

Foto:  FAO

La siguiente es una lista de principios básicos que siempre se aplicarán:

1) Almacenar los plaguicidas en depósitos secos, frescos, bien ventilados y seguros, inaccesibles para los niños, animales y personas no autorizadas. Cumplir con la legislación local referente a almacenamiento.

2) Guardar los plaguicidas bien lejos de los alimentos, de la comida de los animales, semillas y otros materiales para plantas.

3) Separar los productos más tóxicos en secciones de depósitos distintos, preferiblemente separados por paredes de ladrillos refractarios. En el caso de un derrame o pérdida de los envases, se requieren procedimientos diferentes y grados de protección personal distintos, de acuerdo a si son productos de alta o baja toxicidad.

4) Separar los productos sólidos de los líquidos, al menos, en grupos distintos, dado que en caso de incendio o derrame, requieren procedimientos diferentes.

5) Separar los productos líquidos en grupos diferentes, según sean combustibles o no, a efectos de minimizar la difusión del fuego.

6) Separar los plaguicidas en tipos de productos (insecticidas, herbicidas, funguicidas, reguladores de crecimiento de las plantas, etc.) y almacenar en grupos separados, a efectos de evitar la contaminación cruzada y eliminar errores por usar productos equivocados.

7) Marcar todos los depósitos, secciones de depósitos y pilas de productos con señales a prueba de agua que muestren el contenido. También marcar los depósitos externamente con iguales signos a prueba de agua, enumerando os tipos de productos almacenados dentro.

8) Tener a disposición en las áreas de almacenamiento, polvos secos extinguidores de fuego para combatir pequeños incendios.

9) Tener a disposición un botiquín de limpieza para tratar los derrames. Para grandes depósitos o aquelos con un número de áreas de almacenamiento, es aconsejable tener equipos en varios puntos estratégicos.

10) No permitir fumar, comer o beber en depósitos y áreas de almacenamiento.

11) Rodear las áreas de almacenamiento en los depósitos por canales o zanjas que drenen en un tanque o foso. Los mismos depósitos estarán rodeados por una pared de 15 a 20 cm de alto o el piso del depósito estará deprimido en 15 a 20 cm. El objeto de esta medida es el de contener los productos líquidos en caso de incendio, explosión o derrame.

12) Los pisos de los depósitos tendrán un declive suave, así el líquido acumulado drenará en áreas precisas o en tanques o fosos, de donde podrán ser bombeados para su recuperación o disposición.

13) Los canales, tanques, fosos y drenajes estarán cubiertos, para prevenir entradas de lluvias que podrían complicar la disposición del trabajo.

15) En ciertas situaciones temporarias los plaguicidas pueden ser almacenados en el exterior, si falta espacio en el depósito cerrado. El área de almacenaje tendrá un piso de concreto y estará diseñada para su contenido de acuerdo al párrafo 11-13. Con almacenamiento abierto, el drenaje de la lluvia no puede ser evitado. El sistema de drenaje terminaría en un foso interceptor, la válvula de salida normalmente estará cerrada. La liberación del contenido del foso se hará solamente después de comprobar que el efluente está limpio.


Fuente: "Guías de seguridad relacionadas con el almacenamiento, distribución, comercialización y uso de plaguicidas". En: Boletín de Plaguicidas, Nº 24, junio/ 1984, Centro de Investigación y Asistencia Toxicológica, Buenos Aires.

Guantes protectores.

Los guantes protectores son los elementos más importantes del equipo de seguridad requerido en cualquier actividad que se relacione con el manipuleo y/o aplicación de plaguicidas. Deberán usarse siempre que haya riesgo de contaminación cutánea, debiendo estar accesibles ante cualquier emergencia (accidentes y derrames de productos químicos).

Los guantes deberán ser siempre de puño largo, usados bajo la manga del overall y no guantes cortos que terminan en la muñeca. Los guantes muy gruesos pueden ser demasiado pesados e inflexibles para el manejo eficiente, mientras que los guantes muy delgados pueden ser fácilmente dañados y no son económicos. Los guantes que tienen un forro de género no son recomendables porque la goma puede ser dañada y permitir que el forro se impregne con el plaguicida.

Foto:  www.mapa-pro.es


Tipos de guantes protectores.

Hay diferencia entre un guante de goma nitrilo, PVC o neoprene, aunque el neoprene sea generalmente el preferido. Los guantes de PVC son resistentes a la abrasión pero tienden a fisurarse y a perder impermeabilidad con el paso del tiempo. Los guantes de goma nitrilo son más resistentes y duraderos, aunque también luego de un tiempo se endurecen y resquebrajan.

Los hidrocarburos aromáticos y halogenados (solventes) atacarán todo tipo de guantes naturales y sintéticos. Si ocurre tumefacción, cambiar por otro par, permitiendo al guante tumefacto secarse y retornar a lo normal.

Limpieza de guantes después del uso.

Inmediatamente después del uso los guantes deberán lavarse bien con jabón o detergente y agua, antes de ser sacado de las manos. Después de sacarlos, se invertirán de adentro hacia afuera y nuevamente serán bien lavados, enjuagados, secada la goma y, luego, permitir su secado total en un lugar bien ventilado, antes de guardarlos nuevamente en el armario de los equipos de seguridad.

Si se han manejado plaguicidas organofosforados, los guantes deberán sumergirse en solución alcalina por lo menos 8 horas. Enjuagar y secar luego de volver a usarlos.

Test de averías.

Durante el período de enjuague los guantes deberán sostenerse inflados con la punta bajo el agua y firmemente estrujados, para revisar que no se hayan producido pinchaduras o averías (salida de burbujas). Si están dañados deben ser descartados.


Fuente: Guías de seguridad relacionadas con el almacenamiento, distribución, comercialización y uso de plaguicidas. En: "Boletín de Plaguicidas" Nº 24, junio/ 1984, Centro de Investigación y Asistencia Toxicológica - CIAT, Buenos Aires.

Mantenimiento de las aspersoras.

Por Carlos Enrique Alvarez

Todos los equipos que utiliza una empresa de control de plagas para los procedimientos de aplicación de insecticidas, requieren un cuidado diligente para conservarse en condiciones de operación apropiadas. En muchas ocasiones, las quejas por mal funcionamiento de un equipo tiene su origen en el inadecuado mantenimiento.

Si bien todos los tipos de maquinaria utilizados requieren un cuidado esmerado, son las aspersoras de aire comprimido las más comprometidas en este aspecto, debido a su alta frecuencia de utilización.



Para el cuidado de una aspersora hay que observar varias reglas básicas:

1) Manejarla cuidadosamente.

2) Mantenerla limpia.

3) Colar el líquido con que se carga la aspersora con una malla fina, para evitar el ingreso de partículas.

4) Enjuagarla cada vez que se use.

5) Finalizada la jornada y al terminar de usarla, lavarla esmeradamente y bombearle un litro de agua.

6) No permitir que el agua se congele dentro (en zonas con climas muy fríos).


Es conveniente realizar las siguientes tareas cada 3 meses aproximadamente:

-Desarmar la aspersora completamente.

-Colocar las partes metálicas pequeñas en kerosene, dejarlo asentar y limpiar con un cepillo pequeño.

-Reponer los empaques gastados, las partes quebradas, arandelas, juntas, etc.

-Volver a armar.

-Bombear agua a través del aplicador, adicionando 1/4 de taza de vinagre por litro de agua.

-Bombear agua limpia para la limpieza final.