Insecticidas.
Se conocen como plaguicidas a las sustancias y/o productos químicos, destinados al control y erradicación de todas aquellas plagas que afectan la salud del hombre y los animales, la sanidad vegetal y la integridad de los objetos e instalaciones humanas, evitando de esta forma, enfermedades y pérdidas económicas. Existen varios tipos de plaguicidas: herbicidas, insecticidas, funguicidas, rodenticidas, etc.
Los insecticidas son aquellas sustancias y/o productos químicos destinados al control y/o erradicación de insectos perjudiciales.
Existen varios tipos de insecticidas: organofosforados, piretroides, carbamatos, etc. Los organoclorados (DDT, gamexane) ya no se utilizan dado que por su peligrosa toxicidad crónica han sido prohibidos. Debe recordarse que todo insecticida es un veneno y, por lo tanto, representa un riesgo potencial para las personas.
La OMS clasifica a los insecticidas según su peligrosidad en 5 grupos:
Grupo Ia Extremadamente peligroso Muy Tóxico Color rojo
Grupo Ib Altamente peligroso Tóxico Color rojo
Grupo II Moderadamente peligroso Dañino Color amarillo
Grupo III Ligeramente peligroso Cuidado Color azul
Grupo IV Poco peligroso Precaución Color verde
Los colores mencionados figuran en el marbete o etiqueta del producto, brindando una manera de identificar la peligrosidad del insecticida que se está utilizando.
Toxicidad.
Los insecticidas tienen un alto potencial de absorción. Pueden entrar al organismo a través de la piel, por la mucosa oral, ocular, nasal y respiratoria. Una vez absorbidos, pueden desarrollar cuadros tóxicos que dependerán del tipo de insecticida y de la cantidad ingresada.
Los organofosforados provocan un cuadro tóxico agudo potencialmente mortal, caracterizado por la presencia de dificultad respiratoria. Produce síntomas similares a una crisis asmática, asociado a síntomas neurológicos (obnubilación) y digestivos (dolores cólicos).
Los carbamatos tienen síntomas similares, aunque más atenuados y no tan agudos.
Los piretroides son insecticidas que producen cuadros alérgicos inespecíficos. Rara vez, casi nunca, producen la muerte.
Los raticidas producen trastornos en la coagulación de la sangre, especialmente si son ingeridos accidentalmente por niños.
Precauciones durante la formulación y preparación de equipos.
-Los productos deben estar almacenados en lugares adecuados, bien ventilados y en sus envases originales.
-La etiqueta original provee importante información sobre los aspectos técnicos y toxicológicos del insecticida, por lo cual NO debe ser arrancada. Leerla!!
-Realizar la preparación de mezclas en lugares bien ventilados, dando la espalda al viento y a corrientes de aire y lejos de personas, animales o fuentes de agua.
-Utilizar las dosis indicadas y usar implementos de medición adecuados (probetas, vasos rasados), embudos y filtros.
-En la preparación de mezclas y equipos, utilizar elementos de protección personal. No se debe subestimar el riesgo de intoxicación.
-No utilizar la boca para sifonear líquidos o destapar picos. Ser cuidadoso en el manejo de los productos para evitar derrames.
-Constatar el estado del equipo aplicador antes de iniciar las tareas.
-Lavar los elementos que se hayan utilizado en las tareas de formulación. Los equipos de aplicación deben ser lavados al fin de la jornada para evitar su deterioro.
-Los envases deben ser descartados procediendo previamente al triple lavado.
Seguridad en el proceso de aplicación.
-Trabajar con equipos en buenas condiciones de funcionamiento y sin pérdidas.
-Evitar, en lo posible, el uso de envases sin rotular.
-No fumar, beber, comer ni mascar chicle durante el proceso de formulación y/o aplicación.
-Usar el equipo de protección personal de acuerdo al caso: mameluco, botas de goma, guantes de neoprene o nitrilo, gorro, gafas de seguridad o antiparras, impermeable, etc.
-El uso de guantes es inexcusable.
-Conocer que tipo de insecticida se aplica y cuáles son sus riesgos.
-La aplicación se hace siempre de espaldas al viento y/o corrientes de aire, apuntando la lanza hacia el costado y hacia abajo. Empezar siempre por el punto más lejano a la puerta hasta llegar a la misma.
-Siempre se debe vigilar al compañero de trabajo para advertir la presencia de síntomas sospechosos de intoxicación.
-Luego de cada aplicación lavarse las manos y antebrazos, y la cara, con abundante agua y jabón.
-Al final de la jornada el operario debe bañarse.
Es muy importante contar con una lista actualizada de los domicilios y teléfonos de los centros asistenciales y médicos de la zona, especialmente aquellos que prestan asistencia toxicológica especializada.
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