jueves, 10 de agosto de 2017

Manejo integrado de plagas.

En agricultura se entiende como manejo integrado de plagas (MIP) o control integrado de plagas a una estrategia que usa una gran variedad de métodos complementarios: físicos, mecánicos, químicos, biológicos, genéticos, legales y culturales para el control de plagas. Estos métodos se aplican en tres etapas: prevención, observación y aplicación. Es un método ecológico que aspira a reducir o eliminar el uso de plaguicidas y de minimizar el impacto al medio ambiente. Se habla también de manejo ecológico de plagas (MEP) y de manejo natural de plagas.

Los entomólogos Perry Adkisson y Ray F. Smith recibieron el premio World Food Prize en 1997 por su trabajo de difusión y de liderazgo en difundir el manejo integrado de plagas.

Historia.

Poco después de la Segunda Guerra Mundial, cuando los insecticidas se comenzaron a usar en gran escala, unos entomólogos de California desarrollaron el concepto de manejo supervisado de insectos. En esa misma época unos entomólogos de Arkansas propiciaron una estrategia similar. Según este esquema el control de insectos era supervisado por entomólogos cualificados y las aplicaciones de insecticidas se efectuaban siguiendo las conclusiones basadas en muestreos periódicos de la población de la plaga y de la de sus enemigos naturales. Esto era visto como una alternativa a la aplicación de pesticidas según el calendario. El control supervisado se basaba en el conocimiento de la ecología y de un análisis de la proyección de los ritmos poblacionales de las plagas y de sus enemigos naturales.

El control supervisado era uno de los pilares conceptuales del manejo integrado que desarrollaron los entomólogos californianos en la década de 1950. El manejo integrado aspiraba a identificar la mejor combinación de controles químicos y biológicos para una plaga específica. Los insecticidas químicos debían usarse en la forma que causara la menor disrupción de los controles biológicos. El término integrado era así sinónimo de compatible. Los controles químicos se podían aplicar sólo después de que un muestreo regular indicara que la plaga había alcanzado un cierto nivel (umbral económico) que requería tratamiento para evitar que la población llegara a un nivel dañino (nivel de daño económico) en el cuál las pérdidas económicas superaran los costos de medidas artificiales de control.

El manejo integrado o MIP extendió el concepto a toda clase de plagas y se expandió para incluir otras tácticas además de las químicas y biológicas. Los pesticidas químicos se podían usar sólo como parte de un esfuerzo integrado y tenían que ser compatibles con otras tácticas de control para toda clase de plagas. Otras tácticas como resistencia de la planta alimento contra sus parásitos y manipulaciones de cultivo entraron a formar parte del arsenal de MIP. Éste se convirtió en un sistema multidisciplinario que incluía expertos en entomología, patología vegetal, nematodes y malezas.

En los Estados Unidos MIP se convirtió en política nacional en febrero de 1972 cuando el presidente Richard Nixon ordenó a las agencias federales que dieran pasos propiciando el concepto de aplicación de MIP en todos los sectores significativos. En 1979 el presidente Jimmy Carter estableció un comité coordinador de agencias de MIP (IPM Coordinating Committee ) con la función de asegurar el desarrollo e implementación de las prácticas de MIP.

Como funciona el MIP.

MIP puede ser un régimen simple o complicado. Originalmente el principal foco de los programas MIP eran las plagas de la agricultura. Por extensión los programas MIP también se aplican a enfermedades, malas hierbas y otras pestes que interfieren con el manejo de agricultura, jardinería, estructuras arquitectónicas, territorios silvestres, etc.

Un programa MIP se basa en los seis componentes siguientes:

Niveles aceptables de plagas. El énfasis está en “control” no en “erradicación”. MIP mantiene que la erradicación completa de una plaga es a menudo imposible y que intentarlo puede ser sumamente costoso, insalubre y en general irrealizable. Es mejor decidir cual es el nivel tolerable de una plaga y aplicar controles cuando se excede ese nivel (umbral de acción).

Prácticas preventivas de cultivo. La primera línea de defensa es seleccionar las variedades más apropiadas para las condiciones locales de cultivo y mantenerlas sanas, junto con cuarentenas y otras ‘técnicas de cultivo’ tales como medidas sanitarias (destruir plantas enfermas para eliminar la propagación de la enfermedad, por ejemplo).

Muestreo. La vigilancia constante es el pilar de MIP. Se usan sistemas de muestreo de niveles de plagas, tales como observación visual, trampas de esporas o insectos y otras. Es fundamental llevar cuenta de todo así como conocer el comportamiento y ciclo reproductivo de las plagas en consideración. El desarrollo de los insectos depende de la temperatura ambiental porque son animales de sangre fría. Los ciclos vitales de muchos insectos dependen de las temperaturas diarias. El muestreo de éstas permite determinar el momento óptimo para una erupción de una plaga específica.

Controles mecánicos. Si una plaga llega a un nivel inaceptable, los métodos mecánicos son la primera opción. Simplemente cogerlos manualmente o poner barreras o trampas, usar aspiradoras y arar para interrumpir su reproducción.

Controles biológicos. Los procesos y materiales biológicos pueden proveer control con un impacto ambiental mínimo y a menudo a bajo costo. Lo importante aquí es promover los insectos beneficiosos que atacan a los insectos plaga. Pueden ser microorganismos, hongos, nematodos e insectos parasíticos y depredadores.

Controles químicos. Se usan pesticidas sintéticos solamente cuando es necesario y en la cantidad y momento adecuados para tener impacto en el ciclo vital de la plaga. Muchos de los insecticidas nuevos son derivados de sustancias naturales vegetales (por ejemplo: nicotina, piretro y análogos de hormonas juveniles de insectos). También se están evaluando técnicas ecológicas de herbicidas y pesticidas con base biológica.

MIP se puede aplicar a todos los tipos de agricultura e incluso a la jardinería. Es el tratamiento ideal para los cultivos orgánicos y se basa en conocimiento, experiencia, observación e integración de técnicas múltiples y que no usa opciones químicas sintéticas. En agricultura de gran escala MIP puede reducir la exposición de los seres humanos a productos químicos con potencial tóxico y puede llegar a bajar los costos. Para su implementación se deben cumplir los siguientes pasos:

1. Identificación de la plaga.
Los casos de identificación errónea pueden resultar en acciones inútiles. Si el daño a una planta debido a exceso de riego se interpreta erróneamente como causado por hongos, se aplicarían fungicidas inútiles y la planta moriría de todos modos.

2. Conocimiento del ciclo vital de la plaga y de sus parásitos.
Cuando uno ve una plaga puede ser demasiado tarde para hacer otra cosa que recurrir a pesticidas. A menudo otro estadio en el ciclo vital es susceptible a medidas preventivas. Por ejemplo las malas hierbas que se reproducen a partir de semillas del año anterior podrían prevenirse con el uso de mantillo. También el conocimiento de las necesidades de las plagas y eliminación de éstos puede servir para eliminarlas.

3. Muestreo de sectores del cultivo para evaluar la población de una plaga.
Las medidas preventivas se deben tomar en el momento adecuado para que sean efectivas. Por eso una vez identificada una plaga se debe monitorear antes que se convierta en un problema. Por ejemplo en un restaurante donde puede haber cucarachas se ponen trampas pegajosas antes de su apertura y se muestrea con frecuencia para tomar acción antes que se conviertan en un problema. Lo que hay que observar incluye: presencia/ausencia, distribución y número. 

4. Establecimiento de un umbral de acción (económico, sanitario, estético).
¿Cúal es la cantidad tolerable? En algunos casos un cierto número es tolerable. La soja es bastante resistente a la defoliación así que unas cuantas orugas cuyos números no aumentan significativamente pueden no requerir tratamiento. En cambio hay casos en que uno debe tomar acción. Para el agricultor ese punto es aquél en que el costo del daño causado por la plaga es mayor que el costo de un tratamiento. Éste es un umbral económico. El umbral puede variar según se trate de un riesgo sanitario (baja tolerancia) o simplemente cosmético (alta tolerancia en una situación no comercial). La tolerancia individual también varía; hay gente que detesta a los insectos, otros que no toleran ni un solo diente de león en el césped. Es posible adoptar una actitud de mayor tolerancia.

5. Elección de una combinación apropiada de técnicas de control.
Para cada situación se pueden considerar varias opciones. Estas opciones incluyen controles mecánicos, físicos, químicos, biológicos y culturales. Los controles mecánicos consisten en colectar los insectos manualmente o en usar redes u otros medios para excluir a plagas tales como aves o roedores. Los controles culturales incluyen mantener el lugar libre de las condiciones que favorecen a las plagas, por ejemplo usar cuidadosa limpieza en lugares de almacenaje o arrancar las plantas con señales de enfermedad para evitar la propagación de ésta.

Los controles biológicos pueden servir de apoyo por medio de conservación de los predadores naturales o por incremento de los mismos. El control por incremento incluye la introducción de predadores naturales, ya sea a nivel de inundación o de inoculación. El control por inundación busca inundar el local con una población alta del depredador de la plaga; mientras que la inoculación usa un número menor se predadores de la plaga para suplementar a una población ya existente. Los controles químicos incluyen aceites o la aplicación de pesticidas, ya sea insecticidas o herbicidas. Un programa de MIP usaría preferentemente pesticidas derivados de plantas o de otros materiales naturales.

6. Evaluación de los resultados.
¿Tuvieron efecto las medidas tomadas? ¿Se obtuvo la prevención o control deseado? ¿Hubo efectos colaterales indeseables? ¿Qué hacer en el futuro en un caso similar?

Fuente: es.wikipedia.org

Control de hormigas: conceptos básicos.

Ing. Agr. Jorge Verdejo

La lucha para combatir se realiza en cada hormiguero. Por esta razón es importante conocer las características de las hormigas y sus hormigueros para seleccionar el método más conveniente de acuerdo con la especie. Los procedimientos que se utilizan deben tender a eliminar la reina, desorganizar el hormiguero matando a las jardineras -proveedoras de alimento- o destruyendo la honguera, su depósito alimentario.


Se utilizan productos que tengan cierta residualidad en el suelo. En el mercado existen productos que contienen clorpirifós, diazinon, fenitrotion, formulados como líquidos emulsionables y se aplican con agua en las bocas de los hormigueros. En caso de suelo muy seco se moja previamente el lugar donde se realizará la aplicación, para facilitar el ingreso del producto a una mayor profundidad.

También pueden utilizarse los mismos productos en polvo para espolvorear las bocas y los caminos transitados por las hormigas. Entre ellos se puede aplicar clorpirifós: Attatox, Glacoxan, Dursban 10.5 E, Camani Heptal, Hortal, Insectrin Full, Clorpirifós PF entre otros. Se puede optar por la línea de fenitrotion: Folithion, Matahor, Sumithion, Fentox, entre otros.

Actualmente se cuenta con nuevos productos preparados en forma de cebos que pueden usarse tanto en áreas forestales como agrícolas y jardines. Se trata de nuevos principios activos de bajo impacto ambiental y rápida acción, que paralizan la actividad de corte de las hormigas en 48 a 72 horas, con alta eficacia. Deben ser colocados cerca de las bocas de los hormigueros y de los caminos activos para que las hormigas lo lleven a la honguera; deben ser protegidos de la humedad del suelo y de las lluvias. Se aplican en dosis de 10 gr por m2 de hormiguero, calculando el número de bocas o la tierra suelta que indique actividad de las hormigas.

El Mirex S y el Blitz son productos preparados con dos nuevos compuestos: sulfluramida y fipronil.

En caso de alta presencia de hormigas en lotes agrícolas u hortícolas, se puede fumigar toda la superficie del mismo con productos a base de clorpirifós o su mezcla con cipermetrina. En este caso la aplicación se realiza próxima a la siembra y el producto se incorpora al suelo mediante rastra de dientes o discos a una profundidad de 10-12 cm. En todos los casos, es importante leer detenidamente el marbete de los productos y seguir las instrucciones del mismo.

Fuente: Revista Supercampo Nº 49; octubre/1998.

Las hormigas podadoras.

Las hormigas podadoras son una de las plagas más perjudiciales que tiene la forestación, llegando en algunos casos a la pérdida total de la masa arbórea. Su número hace que sea imposible exterminarlas, aunque si se pueden implementar medidas para su control y para minimizar los daños.

Es conveniente diferenciar en las "hormigas cortadoras o podadoras" a aquellas que pertenecen al género Atta (la más dañina) y Acromyrmex. No obstante, ambas actúan de la misma manera: cortan los vegetales en trozos pequeños, que acarrean al interior del hormiguero, preparando un sustrato sobre el cual crían al hongo que les sirve de alimento.

Producen esencialmente daños directos, talando la vegetación herbácea y disminuyendo la receptividad de los campos para la cría del ganado. Los daños indirectos son de mayor consideración y pasan, en la mayoría de los casos, desapercibidos.



Metodologías de control.

Las medidas de control pueden ser mecánico-físicas y químicas. En el primer caso son utilizadas barreras para impedir que las operarias (cortadoras y cargadoras) lleguen hasta las plantas que se quieren defender. Se pueden utilizar recipientes de barro, plástico o goma, generalmente conteniendo agua con aceites u otros líquidos que impiden el paso de las hormigas. El uso de lana de oveja, colas adhesivas que no endurecen y grasa común, impiden por algún tiempo la presencia de hormigas.

En cuanto al químico, en el tratamiento son utilizados productos sólidos, polvos o cebos, productos líquidos diluídos en agua, humos tóxicos, insecticidas calentados (termoniebla) y gases.

Las técnicas de cebado constituyen la manera más práctica de combate porque no exigen equipamiento especializado, pero requieren conocimientos y técnicas de aplicación que, si no son usados correctamente, pueden resultar en el fracaso del control.

Los cebos a base de clorpirifós son usados entre 5 y 10 gramos/m2 en el centro aparente del hormiguero del género Atta y entre 1 y 20 gramos/nido en el Acromyrmex. Deben ser aplicados con la operarias en actividad de corte y transporte de hojas, pues el ingrediente activo es bastante volátil y, en caso de temperaturas elevadas, inicia rápidamente la formación de gases, lo que mata a las cargadoras, haciendo que estas rechacen el cebo.

Los cebos a base de sulfluramida, utilizados entre 6 y 10 gramos/m2 para Atta y 5 a 10 gramos/nido de Acromyrmex, pueden ser distribuídos antes que las operarias entren en actividad, dado que solamente actúan por ingestión y no son volátiles.

Por último, el cebo a base de fipronil, usado entre 5 y 10 gramos/m2 (Atta) y entre 5 y 10 gramos/nido (Acromyrmex), presenta un comportamiento y una eficacia similares a los formulados con sulfluramida.

Los polvos exigen equipamientos adecuados para su aplicación en los hormigueros para que, al ser insuflados, se dispersen dentro de las cámaras, contaminando las hormigas y el hongo. La gran mayoría de los hormiguicidas en polvo que contienen fosforados, carbamatos o piretroides, solamente actúan por contacto, siendo esencial que la granulación de talco sea la menor posible.

El bromuro de metilo no combate las hormigas fuera del hormiguero en forma general. Es eficaz cuando se lo usa en forma adecuada, pero su elevado grado de toxicidad para personas y animales domésticos exige personal entrenado en su utilización. Además, es un líquido que a 40ºC se gasifica, estando demostrado que afecta la capa de ozono, motivo por el cual su fabricación debe ir disminuyendo hasta su eliminación total.

Finalmente, entre los agroquímicos utilizados en el control de las hormigas, el clorpirifós es volátil e inodoro para el hombre y animales, y puede fácilmente causar intoxicaciones por inhalación. Respecto de la sulfluramida y el fipronil, no son volátiles y su persistencia en el suelo es inferior a los seis meses, siendo considerados relativamente seguros.

Fuente: Dell'Arciprete, Vicente; Estación Forestal INTA 25 de Mayo; Consultorio Técnico, Clarín Rural, 29/11/1997.

Las hormigas.

Las hormigas - Conceptos generales.

Hormiga, es el nombre común de los miembros de una familia de insectos sociales y, como las abejas y avispas, pertenecen al orden de los himenópteros. Todas las hormigas son sociales, lo que significa que viven en colonias organizadas.

En la mayoría de las especies de hormigas, los machos conservan las alas durante toda la vida y las hembras sólo hasta después del apareamiento. Ciertas hembras sin alas, llamadas trabajadoras, suelen ser estériles.

La hembra fecundada se convierte en reina de la colonia y su principal función consiste en poner huevos.

Los nidos de muchas especies de hormigas consisten en cámaras y galerías excavadas bajo piedras, troncos o en el suelo; algunas especies construyen sus hormigueros en montículos de tierra y materia vegetal o en troncos de árbol en descomposición.

La familia de las hormigas contiene más de 12.000 especies descritas, muy distribuidas en países templados y tropicales.




Morfología y ciclo vital.

El cuerpo de la hormiga está formado por cabeza, tórax y abdomen. En la cabeza, normalmente grande, se encuentran los órganos de los sentidos (vista, olfato y tacto), muy importantes en la vida de las hormigas. En el tórax tienen seis patas y algunas poseen, además, dos pares de alas, pero la mayoría carecen de ellas. El abdomen está unido al tórax por una estrecha cintura.

Las cuatro fases vitales de una hormiga son: huevo, larva, pupa y adulto. De los diminutos huevos blancos o amarillentos que pone la reina nacen las larvas al cabo de dos a seis semanas. Tras alimentarse durante un periodo de unas pocas semanas a varios meses, las larvas se convierten en pupas, habitual pero incorrectamente llamadas huevos de hormiga.

Una vez finalizada la fase de pupa, durante la cual el animal no come nada, aparece el adulto. Durante su desarrollo, las hormigas inmaduras son alimentadas y atendidas por las trabajadoras adultas. Como ocurre con todos los insectos que experimentan una metamorfosis completa, la hormiga ha alcanzado su tamaño adulto cuando abandona la fase de pupa. Abandonados a su suerte, los machos suelen morir tras fecundar a las hembras durante el vuelo nupcial. Se sabe que las reinas y las trabajadoras de algunas especies viven más de 15 años.

Duración de vida: La reina suele vivir de doce a quince años, las obreras de cuatro a cinco y los machos apenas cinco o seis semanas, cifras muy elevadas y raras en el mundo de estos insectos.

Hábitos alimenticios.

La mayoría de las hormigas son omnívoras; no obstante, algunas especies comen sólo ciertos alimentos especializados. La mayoría de ellas construyen algún tipo de nido u hormiguero donde almacenan alimentos.

Muchas hormigas se alimentan de un fluido dulce excretado por los pulgones. De hecho, algunas especies de hormigas los crían y cuidan sus huevos. Las hormigas melíferas del suroeste de Estados Unidos almacenan estas secreciones dulces, empleando a ciertas trabajadoras como contenedores vivientes. A estas trabajadoras se les suministran enormes cantidades del producto; sus cuerpos llegan a quedar tan hinchados que no pueden ni arrastrarse de un lado a otro. Permanecen inmóviles en el hormiguero, regurgitando pequeñas gotas de alimento para alimentar a otros miembros de la colonia.

Unas cuantas especies han desarrollado hábitos agrícolas o de pastoreo muy especializados. Algunas especies de hormigas cosecheras, de amplia distribución, que recolectan grano para alimentarse, han desarrollado trabajadoras especializadas con grandes mandíbulas, a veces llamadas guerreras. Estas hormigas soldado no hacen casi nada más que partir las semillas para que coman las demás.

Muchas hormigas practican la trofalaxia, que implica formas complejas de alimentación recíproca y el intercambio de estímulos químicos. Al alimentar a las larvas, las hormigas trabajadoras obtienen una secreción salivar de la superficie corporal de éstas, que las trabajadoras devoran con avidez. Se cree que la atracción que experimentan las obreras hacia este tipo de productos metabólicos constituye la base de la atención a las crías y de la organización y unidad de la colonia de insectos.

Características sociales.

Las colonias de hormigas suelen establecer un hormiguero o nido. Algunas, en especial la hormiga devastadora africana, son nómadas con fases de anidación. El nido que forman estas hormigas es una masa abierta formada por los cuerpos apiñados de hasta unos pocos millones de trabajadoras que cuelga de la parte inferior de un tronco caído u otra superficie y encierra a la reina y las crías.




La hormiga roja (posiblemente la más conocida de todas las hormigas europeas y españolas) construye enormes montículos en los bosques de coníferas. En invierno, se sitúan en las partes más bajas del hormiguero. En primavera, cuando empieza a subir la temperatura las hormigas vuelven a subir a los niveles superiores y abren chimeneas para procurar una buena ventilación.

Las actividades de las comunidades de hormigas se caracterizan por cierto grado de división del trabajo, que en algunos casos supone una diferenciación funcional permanente entre miembros de la colonia.

Como todos los insectos sociales en general, cabe decir que las hormigas son laboriosas, aunque la actividad de sus colonias es de gran intensidad a ciertas horas del día (durante la madrugada y a última hora de la tarde, o a primera hora de la noche en las hormigas nocturnas) y de letargia en otras, por ejemplo a mediodía o en las horas previas al amanecer. En la zona templada, la actividad varía además según las estaciones, pasando de un gran nivel en verano al estado de latencia en invierno. Entre las trabajadoras de ciertas especies existen diferencias individuales permanentes; algunas son activas mientras que otras se muestran lentas y pesadas.

En los hormigueros de muchas especies viven diversos escarabajos y otros insectos llamados mirmecófilos, o amantes de las hormigas, como residentes fijos; entre estos insectos hay desde parásitos hasta especies beneficiosas. Muchas hormigas viven como parásitos sociales temporales o permanentes en las colonias de otras especies de hormigas. La hormiga amazona realiza incursiones contra otras hormigas y se lleva al hormiguero parte de las crías no devoradas, que le sirven como esclavas al madurar. Estas hormigas esclavas realizan todo el trabajo de la colonia, incluyendo la excavación y el cuidado de las crías.

Plagas de hormigas.

En los Estados Unidos, una de las plagas de hormigas más dañinas es la de la hormiga de fuego negra, un insecto mordedor pequeño introducido de forma accidental desde Sudamérica. Los grandes montículos que forman los hormigueros de esta plaga dificultan el cultivo mecanizado y dañan las cosechas. La hormiga negra, muy abundante en Centroeuropa, habita en las praderas, jardines y paredes de las casas, invadiendo los hogares al llegar la primavera. La hormiga bulldog, indígena de Australia, tiene trabajadoras grandes, de más de 2,5 cm de longitud. Esta hormiga tiene un potente aguijón y a menudo construye montículos de considerable altura.

Es difícil valorar el significado económico de las hormigas. Por ejemplo, la hormiga carpintero, destructiva para la madera, en realidad puede contribuir a la economía forestal acelerando la descomposición y el reciclado de madera previamente infestada por otros insectos.

Aunque la mayoría de las hormigas que recolectan semillas son destructivas para la agricultura cuando son muy numerosas en torno a los campos de grano o los centros de almacenamiento del mismo, su presencia puede ser favorable para la producción, dado que frena el crecimiento en número de los escarabajos parásitos dañinos.


Fuente: www.profesorenlinea.cl/fauna/hormiga.htm

Pautas básicas de seguridad para la aplicación de insecticidas.

Por Carlos Enrique Alvarez

Insecticidas.

Se conocen como plaguicidas a las sustancias y/o productos químicos, destinados al control y erradicación de todas aquellas plagas que afectan la salud del hombre y los animales, la sanidad vegetal y la integridad de los objetos e instalaciones humanas, evitando de esta forma, enfermedades y pérdidas económicas. Existen varios tipos de plaguicidas: herbicidas, insecticidas, funguicidas, rodenticidas, etc.

Los insecticidas son aquellas sustancias y/o productos químicos destinados al control y/o erradicación de insectos perjudiciales.

Existen varios tipos de insecticidas: organofosforados, piretroides, carbamatos, etc. Los organoclorados (DDT, gamexane) ya no se utilizan dado que por su peligrosa toxicidad crónica han sido prohibidos. Debe recordarse que todo insecticida es un veneno y, por lo tanto, representa un riesgo potencial para las personas.

La OMS clasifica a los insecticidas según su peligrosidad en 5 grupos:

Grupo Ia Extremadamente peligroso Muy Tóxico Color rojo
Grupo Ib Altamente peligroso Tóxico Color rojo
Grupo II Moderadamente peligroso Dañino Color amarillo 
Grupo III Ligeramente peligroso Cuidado Color azul
Grupo IV Poco peligroso Precaución Color verde




Los colores mencionados figuran en el marbete o etiqueta del producto, brindando una manera de identificar la peligrosidad del insecticida que se está utilizando.

Toxicidad.

Los insecticidas tienen un alto potencial de absorción. Pueden entrar al organismo a través de la piel, por la mucosa oral, ocular, nasal y respiratoria. Una vez absorbidos, pueden desarrollar cuadros tóxicos que dependerán del tipo de insecticida y de la cantidad ingresada.

Los organofosforados provocan un cuadro tóxico agudo potencialmente mortal, caracterizado por la presencia de dificultad respiratoria. Produce síntomas similares a una crisis asmática, asociado a síntomas neurológicos (obnubilación) y digestivos (dolores cólicos).

Los carbamatos tienen síntomas similares, aunque más atenuados y no tan agudos.

Los piretroides son insecticidas que producen cuadros alérgicos inespecíficos. Rara vez, casi nunca, producen la muerte.

Los raticidas producen trastornos en la coagulación de la sangre, especialmente si son ingeridos accidentalmente por niños.

Precauciones durante la formulación y preparación de equipos.

-Los productos deben estar almacenados en lugares adecuados, bien ventilados y en sus envases originales.

-La etiqueta original provee importante información sobre los aspectos técnicos y toxicológicos del insecticida, por lo cual NO debe ser arrancada. Leerla!!

-Realizar la preparación de mezclas en lugares bien ventilados, dando la espalda al viento y a corrientes de aire y lejos de personas, animales o fuentes de agua.

-Utilizar las dosis indicadas y usar implementos de medición adecuados (probetas, vasos rasados), embudos y filtros. 

-En la preparación de mezclas y equipos, utilizar elementos de protección personal. No se debe subestimar el riesgo de intoxicación.

-No utilizar la boca para sifonear líquidos o destapar picos. Ser cuidadoso en el manejo de los productos para evitar derrames.

-Constatar el estado del equipo aplicador antes de iniciar las tareas.

-Lavar los elementos que se hayan utilizado en las tareas de formulación. Los equipos de aplicación deben ser lavados al fin de la jornada para evitar su deterioro.

-Los envases deben ser descartados procediendo previamente al triple lavado.




Seguridad en el proceso de aplicación.

-Trabajar con equipos en buenas condiciones de funcionamiento y sin pérdidas.

-Evitar, en lo posible, el uso de envases sin rotular.

-No fumar, beber, comer ni mascar chicle durante el proceso de formulación y/o aplicación.

-Usar el equipo de protección personal de acuerdo al caso: mameluco, botas de goma, guantes de neoprene o nitrilo, gorro, gafas de seguridad o antiparras, impermeable, etc. 

-El uso de guantes es inexcusable.

-Conocer que tipo de insecticida se aplica y cuáles son sus riesgos.

-La aplicación se hace siempre de espaldas al viento y/o corrientes de aire, apuntando la lanza hacia el costado y hacia abajo. Empezar siempre por el punto más lejano a la puerta hasta llegar a la misma.

-Siempre se debe vigilar al compañero de trabajo para advertir la presencia de síntomas sospechosos de intoxicación.

-Luego de cada aplicación lavarse las manos y antebrazos, y la cara, con abundante agua y jabón.

-Al final de la jornada el operario debe bañarse.

Es muy importante contar con una lista actualizada de los domicilios y teléfonos de los centros asistenciales y médicos de la zona, especialmente aquellos que prestan asistencia toxicológica especializada.