Métodos para la aplicación de herbicidas.
Ing. Agr. Osvaldo Mársico
El empleo de herbicidas ha tomado una enorme importancia en las explotaciones agropacuarias de nuestro país. Continuamente van apareciendo productos, en el mercado local, con propiedades particulares para su empleo en determinados cultivos o para el control de malezas específicas.
A menudo, y con referencia a los nuevos herbicidas, se ecuchan comentarios y quejas sobre supuestas fallas y fracasos. En la gran mayoría de los casos puede afirmarse, sin lugar a dudas, que no son los herbicidas los que fallan sino que las causas debemos buscarlas en las condiciones en las que se han realizado los tratamientos.
Herbicidas.
Cada herbicida, al ser lanzado al mercado, va precedido de profundos, detallados y costosos estudios que duran varios años y que incluyen, entre otros aspectos, una gran cantidad de ensayos e investigaciones para determinar su efectividad en muy diversas condiciones, sobre los cultivos y malezas para los que se recomienda, sus efectos secundarios en el suelo, su toxicidad para el hombre y animales, etc.
Considerando todos los factores externos que afectan la acción de un herbicida veremos que, si no se conocen y manejan correctamente, es muy probable que los resultados a obtener sean deficientes o malos. Los aspectos más importantes a tener en cuenta se reseñan a continuación.
Las especies cultivadas presentan distintos grados de resistencia para cada herbicida y ello determina la necesidad de una adecuada selección del producto a utilizar, de modo que no dañe el cultivo. No obstante, el propósito de la aplicación es destruir una planta -la maleza- sin dañar a otra planta -el cultivo- y esto muchas veces no ofrece un amplio margen de seguridad, es decir, hay precauciones y limitaciones que se deben tener muy en cuenta para cada caso.
Las malezas, al igual que las plantas cultivadas, responden en forma distinta a los herbicidas. Algunos productos son más efectivos sobre las de hojas anchas (latifoliadas), que en las de hojas angostas (gramíneas); en otros se cumple lo opuesto. Muchas veces es conveniente recurrir al empleo de mezclas para obtener un espectro de acción más amplio. Los herbicidas de preemergencia normalmente controlan a las malezas anuales pero tienen poco o ningún efecto sobre las perennes.
Todo esto evidencia que el conocimiento de las malezas a combatir resulta necesario para estar en condiciones de elegir el herbicida que mejor las controle.
Rotación.
Algunos matayuyos tienen un prolongado efecto residual en el suelo. Esta propiedad es una ventaja para el cultivo en que se aplican, porque permite mantenerlo libre de malas hierbas, muchas veces, desde la siembra hasta la cosecha; a la vez puede constituir un serio inconveniente para el cultivo que siga a la rotación, si el mismo es susceptible al producto aplicado, ya que resultará dañado por los residuos remanentes en el terreno tratado.
Oportunidad de la aplicación.
Los herbicidas se clasifican, de acuerdo al momento de su aplicación, como de:
1) Presiembra: se aplican antes de la siembra.
2) Preemergencia: se aplican después de la siembra, pero antes del nacimiento del cultivo y/o la maleza.
3) Postemergencia: se aplican después de la aparición del cultivo y/o de las malezas.
Estas indicaciones, que caracterizan a los productos en base al momento en que se aplican, deben ser cuidadosamente observadas, es decir, solamente se utilizará un herbicida en la oportunidad prescripta en el marbete que lo identifica. Además, en los de postemergencia existen recomendaciones especiales que tienen en cuenta el estado vegetativo del cultivo (por ejemplo: macollaje, cuando se trata de un cereal) y de la maleza (plántula, roseta, etc.).
Los mejores resultados serán obtenidos cuando la aplicación se hace en los estados recomendados, tanto en lo que se refiere al crecimiento del cultivo como de la maleza.
Dosis.
Es la cantidad de producto que se distribuye por hectárea y que se establece teniendo en cuenta los cultivos y las malas hierbas sobre los que se efectuará el tratamiento. Si se aplica una cantidad menor que la recomendada, el resultado será un control pobre de malezas; si la dosis es excesiva, habrá un buen control de aquellas, pero se correrá el riesgo de dañar al cultivo, además de incurrir en un gasto adicional debido al excedente de producto utilizado.
Técnica de aplicación.
Un buen herbicida dará malos resultados si es deficientemente aplicado, por ello tiene gran importancia que la técnica de aplicación sea la correcta.
Debe controlarse que la máquina pulverizadora esté bien "calibrada", es decir, que distribuya el volumen de aspersión previamente determinado; que no tenga picos obstruídos y que todos ellos arrojen el mismo caudal para que la pulverización sea uniforme. Cuando se utilizan equipos aéreos, los resultados pueden resultar malogrados por un viento excesivo o por temperaturas altas, cuya influencia es mayor en las aplicaciones de bajo y ultra bajo volumen.
En los tratamientos de presiembra con incorporación al suelo, algunos de los herbicidas en uso son volátiles, por ello, si no se los incorpora inmediatamente, puede disminuir la efectividad debido a las pérdidas por evaporación.
Suelos.
Las características físicas y el contenido de materia orgánica del suelo tienen notable influencia en la actividad de los herbicidas de presiembra y preemergencia, hasta tal punto que, en los suelos sueltos o livianos las dosificaciones a utilizar generalmente son menores que en los arcillosos, pesados o con alto contenido de materia orgánica. Otro aspecto importante es que el terreno está bien preparado. Cuando se presenta "cascotudo", los herbicidas de presiembre o de preemergencia se comportan en forma deficiente.
Condiciones climáticas.
Las lluvias ligeras o moderadas favorecen a los productos que se aplican al suelo; las lluvias excesivas pueden ser pejudiciales porque los arrastran a profundidades mayores que las deseables o provocan el lavado o dilución de la dosis empleada. Ciertos herbicidas trabajan mejor con determinadas temperaturas; las muy altas afectan a las formulaciones volátiles, las muy bajas detienen el crecimiento de las plantas y reducen la actividad de los productos de acción hormonal.
Conclusiones.
Todos los aspectos analizados influyen en mayor o menor grado en los resultados de un tratamiento, pero además no debe subestimarse la importancia del factor humano, ya que las posibilidades de error están presentes en todos los pasos que van desde el estudio detallado de cada situación hasta la selección del herbicida y su posterior aplicación. Por otra parte estos productos no son una panacea; deben ser considerados como una gran ayuda o un complemento importante.
Fuente: Clarín Rural, 15/03/1975
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