El impulso tecnológico y en particular, la mecanización de los establecimientos agropecuarios ha generado cambios en el ambiente urbano y rural. Los mayores problemas son a nivel ambiental, en parte justificado por las cíclicas crisis económicas que han llevado a la falta de inversión del sector.
Foto: UNLP
Tanto es así que se producen contaminaciones difusas y puntuales debido al empleo de tecnologías y prácticas agronómicas poco limpias como:
-Uso intensivo de agroquímicos,
-Aplicación al suelo de estiércoles y/o lodos crudos de las plantas depuradoras sin tratamiento previo,
-Sistemas de producción animal intensiva sin considerar un serio plan de tratamiento de efluentes sólidos, líquidos y gaseosos,
-Riego con aguas de mala calidad,
-Manejo de lagunas anaeróbicas sin un aislamiento adecuado, etc
Nos referiremos al uso de agroquímicos (plaguicidas, herbicidas y fertilizantes) que, como son compuestos orgánicos altamente persistentes en el ambiente, generan riesgos de contaminación aún no bien conocidos, pero potencialmente graves.
Si bien son aplicados en la superficie del suelo, pueden abandonar dicha zona mediante el proceso de lixiviación. El riesgo potencial para que un agroquímico alcance la capa freática está en función de las características físico químicas del compuesto, propiedades del suelo, condiciones climáticas y prácticas de manejo del suelo.
Los agroquímicos denominados plaguicidas son sustancias que tienen por objetivo controlar, prevenir o destruir cualquier plaga, incluyendo aquellos transmisores de enfermedades humanas. De acuerdo al individuo que combaten se denominan: insecticidas, funguicidas, avicidas, acaricidas, nematicidas, vermicidas y herbicidas.
También los fertilizantes, en menor medida, por la limitación de su uso, cuando no son absorbidos por los cultivos contaminan las aguas superficiales y subterráneas contribuyendo de manera significativa al calentamiento de la atmósfera (liberan dióxido de nitrógeno) y destruyen la capa de ozono.
Respecto al plaguicida que se esparce por el campo, se incorpora al ciclo de la naturaleza. Cuando los niveles de toxicidad son altos, los químicos no se disuelven naturalmente y son el alimento de otras especies que pueden ser consumidas por otros animales o el hombre o incorporarse a las plantas.
El PNUMA advierte que estos compuestos "no se degradan fácilmente y perduran por muchos años en el ambiente", afectando "los procesos reproductivos y de desarrollo, provocando daños neurológicos e inmunológicos en los humanos y en otras especies animales".
Según la Organización Mundial para la Salud (OMS), muchos de los plaguicidas que se comercializan en el mercado son "extremadamente peligrosos", entre los más conocidas están: el Paratión, el Dieldrin, el Metilazinfos, el Carbaril, los Piretroides, el Lindano (de la familia del temido DDT), etc.
Las formas de intoxicación pueden ser directas: si se trabaja en la fabricación o en la aplicación de los productos; o indirectas: si se ingieren alimentos o se entra en contacto con envases que contiene residuos de agroquímicos.
Las vías de penetración son tres:
• por la boca (oral)
• por la piel (dermal)
• por la nariz o la boca ( inhalación)
La contaminación más frecuente es a través de la piel expuesta, cuando se derrama un producto, por medio de goteras, salpicaduras o el rocío del pulverizador. De allí que el principal énfasis en las recomendaciones sea minimizar el contacto de los productos con la piel.
El riesgo de inhalación puede ocurrir debido a que algunos productos fitosanitarios son volátiles o porque el método de aplicación produce partículas líquidas o sólidas, lo bastante finas como para que se puedan inhalar.
Si bien la vía oral es la ruta menos probable de riesgo las precauciones generales se deben tomar siempre, aún con los productos de baja toxicidad.
La forma indirecta de intoxicación más silenciosa proviene de la ingesta de alimentos en los cuales persiste el efecto residual del producto. Otros problemas secundarios se observan a largo plazo, por la falta de un adecuado destino final de los envases de los agroquímicos utilizados.
Fuente: www.minagri.gob.ar
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