El Senasa recuerda a los productores agropecuarios una serie de medidas a fin de proteger la salud humana y preservar el ambiente.
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El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) brinda una serie de recomendaciones para el manejo adecuado de productos fitosanitarios utilizados en las prácticas agropecuarias, a fin de proteger la salud de la población y el medio ambiente.
Se denomina producto fitosanitario a cualquier sustancia o mezcla de sustancias destinadas a prevenir, controlar o destruir cualquier organismo nocivo, incluyendo las especies no deseadas de plantas o animales, que causan perjuicio o interferencia negativa en la producción, elaboración o almacenamiento de los vegetales y sus productos. El término incluye coadyuvantes, fitoreguladores, desecantes y las sustancias aplicadas a los vegetales antes o después de la cosecha para protegerlos contra el deterioro durante el almacenamiento y transporte.
En Argentina los productos fitosanitarios que se comercialicen deben estar inscriptos en el Registro Nacional de Terapéutica Vegetal del Senasa, que en su calidad de autoridad competente aprueba la fabricación, formulación, experimentación, comercialización y utilización de los mismos.
Una vez identificada la enfermedad o plaga, es necesario conocer qué productos son los recomendados para la situación. Cada fitosanitario tiene su selectividad y especificidad, y han sido aprobados y registrados para ciertos usos y no para otros. Antes de aplicar el producto, es importante que el productor/aplicador lea atentamente la etiqueta y respete las indicaciones. Además, debe verificar que el producto esté aprobado por el Senasa y posea el número correspondiente de registro.
Las etiquetas o marbetes tienen en su parte inferior una banda de color que identifica la clase toxicológica del producto fitosanitario con una leyenda de advertencia, como así también los correspondientes pictogramas, estos son dibujos simples que comunican un mensaje sin palabras.
En cuanto al almacenamiento de los envases deben colocarse en un depósito aislado de la vivienda, que posea buena ventilación y esté fuera del alcance de los niños; para ello se recomienda asegurar el lugar bajo llave. Es conveniente ubicar los envases sobre tarimas, alejados de la pared. Los líquidos en la parte inferior y los sólidos en los estantes superiores, por la posibilidad de derrames.
El equipo de aplicación, requiere de un mantenimiento adecuado que consiste en limpiar y cambiar periódicamente los picos del dispositivo. Es recomendable limpiarlos con un cepillo que se utilice solamente para esa tarea, cada vez que se realicen aplicaciones. Si se desconoce cómo calibrar el equipo puede solicitarse ayuda a un ingeniero agrónomo.
En lo referente a la aplicación, se debe utilizar las dosis recomendadas en la etiqueta para esa plaga y ese cultivo. Es necesario pulverizar con el menor viento posible, para evitar la deriva del mismo. En este sentido, es importante tener en cuenta la dirección y velocidad del viento y nunca aplicar el producto con vientos superiores a los establecidos en las etiquetas de los productos que pudieran trasladar innecesariamente el agroquímico a otras zonas.
La Ley de Biocidas N° 7032 de la provincia del Chaco prohíbe la aplicación aérea de productos agroquímicos a una distancia inferior a los 1.500 metros de los centros urbanos, establecimientos educativos y sanitarios, reservas y fuentes o reservorios de agua. Asimismo, prohíbe la aplicación terrestre de dichos productos a una distancia inferior a los 500 metros. Ésta distancia podría reducirse en el caso de cumplir con procedimientos específicos establecidos en dicha norma.
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Para manipular productos fitosanitarios el operario debe utilizar elementos de protección personal que mitiguen los riesgos de contaminación. Entre ellos: guantes de goma, máscara, sombrero, botas, lentes, pantalón y camisa mangas largas impermeables. De igual modo, la ropa de trabajo debe ser lavada en forma separada de la utilizada por el resto de la familia.
Se deberá respetar el tiempo de reingreso a las aéreas tratadas según indicación de las etiquetas. De igual modo, es importante respetar el periodo de carencia, es decir, el tiempo que existe entre la última aplicación del producto y el momento de la cosecha. Tampoco se debe comer, beber o fumar mientras se trabaja con plaguicidas.
Si se produjera un derrame, cubrir con material absorbente, por ejemplo, arena o aserrín en el lugar donde cayó el producto. Si se derramara sobre la ropa; es necesario quitarla rápidamente y lavarse las partes expuestas con abundante agua y jabón. Luego, dirigirse inmediatamente al centro de salud más cercano, mostrando al médico el producto usado.
Una vez de terminado el producto, realice el triple lavado de los envases vacíos, cuyos pasos consisten en:
1) Dejar gotear los restos del producto 30 segundos en el tanque de la pulverizadora.
2) Agregar el 25% de agua limpia en el envase.
3) Agitar enérgicamente durante 30 segundos.
4) Verter el contenido en la pulverizadora.
5) Repetir esta acción dos veces más.
El envase de los agroquímicos no debe ser reutilizado con otros productos y para asegurarse de su inutilidad, es conveniente realizar varias perforaciones en el fondo del envase.
Conforme la Ley de Biocidas de la provincia del Chaco, las empresas fabricantes de los productos agroquímicos que se comercializan en el territorio provincial son las únicas responsables de darle disposición final a todo tipo de envases de agroquímicos; quedando prohibido el entierro, quema o abandono en el campo de envases por parte del productor.
La normativa provincial también prohíbe la descarga de productos fitosanitarios en todo lugar accesible a personas, animales o cultivos, campos de pastoreo o forestales, aguas superficiales o subterráneas, cualquier recurso natural o el medioambiente.
Fuente: www.senasa.gov.ar
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