La experiencia de dos localidades del sur de la provincia de Santa Fe muestra que el consenso favorece el desarrollo agrícola y garantiza la salud de las personas.
Foto: INTA
Las experiencias de Godoy y Arequito, localidades del sur de la provincia de Santa Fe, muestran como la búsqueda de consensos, sumada al uso correcto de la tecnología, permiten una convivencia armónica entre calidad de vida y producción.
Según Alejandro Longo, director del INTA Oliveros, "los conflictos periurbanos son uno de los principales problemas", con el uso de agroquímicos como uno de los ejes de la discusión entre agricultores y vecinos.
Surgido como un asentamiento rural, en Godoy hoy residen 1300 habitantes. Alrededor de 110 son productores de soja, maíz y legumbres. Lo que comenzó hace 20 años como un proceso de trabajo comunitario interinstitucional en torno a la conservación del suelo, promovido por la cooperativa agrícola local, permitió que la comunidad aborde el manejo de agroquímicos.
Luis Carrancio, del INTA Arroyo Seco (Santa Fe), dijo: "Los habitantes de Godoy empezaron a ver que las aplicaciones impactaban sobre el ambiente y querían una regulación más estricta y un control local".
En el año 2004, la cooperativa invitó a los productores asociados a participar en un proceso de construcción social de una ordenanza que reglamentara las aplicaciones, con una activa participación del INTA. En este sentido, Longo observó: "La ley es importante, la técnica es importante, pero si no se busca el acuerdo entre los actores que piensan diferente, es muy difícil lograr algo que conforme a esas partes".
La norma número 13/11 se basa en restricciones de fitosanitarios y controles de la comuna en cuanto al momento y a la forma de su aplicación. Por un lado prohibió los productos banda roja -los más tóxicos- para todo el distrito. Restringió también el uso de los de banda amarilla y azul -de mediana toxicidad- a 1000 metros de asentamientos poblacionales y, junto a éstos, sólo permitió aplicar productos banda verde, que son los de menor toxicidad.
"El gran impacto que tuvo es que 1000 metros alrededor del pueblo no se usaron otro tipo de productos que no fueran banda verde y bajaron a menos de la mitad las aplicaciones por año".
En tanto, en la localidad de Arequito se desarrolló una norma modelo, que actualmente se aplica. Con un promedio de 45 reclamos anuales de vecinos que se sentían afectados por las aplicaciones en las zonas periurbanas, en 2011 Arequito aprobó la ordenanza número 965, que reguló el uso de fitosanitarios. A partir de su puesta en vigencia, de acuerdo con Rafael Abrate, de la firma Acopio Arequito, "sólo se registró una infracción en enero de 2012 que fue sancionada". Se dictó integrando una pequeña comisión, que tenía como referencia un ordenamiento territorial, aprobado 5 años antes.
El objetivo era generar normativas para desarrollar una producción que garantizara la salud de las personas y del ambiente y un sistema de control para asegurar su cumplimiento.
Con la norma aprobada en Godoy, como modelo, la número 965 adhirió a la Ley de Fitosanitarios (N° 11723) de Santa Fe, confirmó el límite del área urbana y estableció tres zonas de aplicación.
La ordenanza prohibió la aplicación de fitosanitarios banda roja en todo el distrito y algunos coadyuvantes con efecto a largo plazo; también restringió aquellos que se comportan de manera volátil; estableció un registro de aplicadores habilitados, a quienes les exige la capacitación; determinó el lugar y la forma de entrega de los envases; y finalmente, fijó sanciones.
Fuente: "Campo-ciudad: chau a las acusaciones", Clarín Rural, 13/12/2014.
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